sábado, 25 de junio de 2011

EL COLUMPIO


EL COLUMPIO


El chaval se columpiaba con mucha fuerza, cada vez subía más alto y
! de repente se hizo el milagro!
Salió volando como si fuera una gaviota.
Al principio, la cara de susto era impresionante,
temía caerse, pero al ver que no pasaba eso, se fué confiando
y hacía pruebas con sus manos y piernas.
Tan pronto aplaudía, como hacía la tijera con sus piernas,
el observaba sus movimientos por la sombra que
proyectaba sobre las tranquilas aguas.
Entonces pensó ¿Y si me elevase con los brazos?
¿sería capaz de llegar hasta el Sol como ICARO?
Decidió intentarlo y casi lo logró,
pero antes de llegar al Sol y por temor a
que le pasara igual que a ICARO,
Se paró en seco y dio media vuelta.
Al tener miedo, esa situación por la que estaba pasando
desapareció y cayó a la mar.

De repente, se despertó y vio aliviado que todo había sido un sueño.




Pilar

jueves, 16 de junio de 2011

ALLA EN LA LEJANIA


Allá en la lejanía


Me han dicho, que allá en la lejanía
las ovejas son verdes, de tanto mirar al suelo.

Allá en la lejanía, las nubes se entrelazan
y bailan juntas, jugando a perseguirse.

Allá en la lejanía, los seres vivos van de dos en dos,
se sientan en la plaza y conversan.

Allá en la lejanía, los colores son más brillantes,
como si los pulieran todos los días.

Me han dicho, que allá en la lejanía, los árboles frutales
dan frutas de varias clases, todas juntas.

Allá en la lejanía, nadie llora, todo el mundo es feliz,
y el hombre es amigo de otros hombres.

Allá en la lejanía, las ilusiones se hacen
realidad siempre, no te sientes defraudado.

Allá en la lejanía, las calles están hechas
de caramelos de muchos colores.

¿Te vienes conmigo a allá en la lejanía?



Pilar

miércoles, 8 de junio de 2011

LA LLAMADA


La llamada




Sonó el teléfono, lo cogí y preguntaban por mí. Era una voz masculina, y cuando le dije que era yo, empezó a comentarme cosas de mi vida.
Comprendí que era una persona que estaba al tanto de mi existencia, y así me lo quería hacer ver, sin embargo, a mí la voz no me resultaba conocida.
El motivo de la conversación era totalmente intrascendental, y lo que me mantenía al teléfono, era simplemente la curiosidad.
De repente, llamaron a la puerta, me disculpé y fui a abrir, era una vecina y acabé pronto.
Cuándo regresé al teléfono, la persona que estaba al otro lado, había colgado.
Me marché a la calle, y tenía tantas cosas que hacer, que pronto me olvidé de la llamada.
Al día siguiente, cuando estaba a la puerta de la casa dispuesta a salir, sonó el teléfono, di marcha atrás con rapidez. Era la misma persona que el día anterior y al notar mis prisas, me dijo que me dejaba, que ya hablaríamos otro día, que notaba que estaba apurada y él necesitaba tranquilidad.
Le animé a que siguiésemos hablando, pues no tenía demasiado interés en salir corriendo, pero dijo que no, y diciendo un escueto “adiós”, colgó el teléfono.
Me fui a la calle y al revés que el día anterior, sí estuve dándole vueltas al tema. Me prometí a mi misma, que la próxima vez que hablase con él, le haría identificarse y le pediría me dijese el por qué de sus llamadas.
Aquél día, me quedé un tanto preocupada ¿qué querría de mi esa persona?, no podía ni imaginarlo, pero si lo que aquélla persona quería era llamar mi atención, lo había conseguido.
A pesar de tener el día muy ocupado, no pude quitarme de la cabeza la dichosa llamada.
Aquélla noche dormí mal, se diría que estaba deseando que llegase la mañana y con ella la llamada de turno, pero curiosamente aquél día no llamó nadie, ni aquél día ni nunca más.
Nunca supe el objeto de aquéllas misteriosas llamadas, ni quién las hacía



Pilar