
Las cuatro estrellas
En un lejano planeta, existía una Luna blanca, muy blanca, no como la nuestra que es ligeramente beig, sino de un blanco inmaculado.
Eso se debía a que dentro de ella, se encontraban un montón de estrellas brillantísimas que era lo que le daba ese color a la Luna.
Un dia, la Luna se quedó dormida, roncaba y roncaba, y con cada ronquido, se escapaba una estrella. Cuando había cuatro estrellas fuera de la Luna, se unieron todas y decidieron irse de excursión a conocer el Universo.
Fueron primero a Júpiter, y la verdad es que no les gusto demasiado, había una gran quietud y se aburrían, continuaron su viaje y llegaron hasta Saturno, pero claro, con tantos aros como tenía alrededor, eran incapaces de entrar dentro del planeta, tenían miedo que uno de sus aros, al girar tan deprisa, las seccionase, decidieron montarse en uno de ellos, pero fue tal el mareo que se pescaron, que marcharon de allí a toda prisa.
Llegaron a Marte, el famoso planeta rojo, y era tal el frío que hacía, que temieron quedarse congeladas, al verlo de color rojo, creyeron que había mucho fuego, pero justo paso lo contrario.
Estaban ya un poco cansadas de tanto fracaso y decidieron irse a otro planeta que se veía desde allí, que parecía un poco más divertido de lo que habían visto hasta ese momento.
Era el planeta Tierra, totalmente distinto a todos los demás, pasaron por el Polo Norte, y les gusto poco, casi no había nadie y las viviendas eran de hielo, ¡!!Huy madre mía!no tenían muchas ganas de pasar frío, continuaron bajando por el planeta y la cosa fue cambiando, empezaron a ver unas extrañas casas, ¡!altísimas!! llenas de unos pequeños huecos llenos de luz, era como si dentro de cada hueco, hubiese escondida una estrella como ellas mismas.
De aquellas casas, salían unos extraños seres con dos patas y una cabeza grande que emitían sonidos desconocidos para ellas.
Conocieron la mar, las montañas, los ríos, estaban encantadas, por fin habían dado con lo que a ellas les gustaba y decidieron quedarse allí.
Ahora, tenían que buscar alguna casa en donde poder meterse para los días de lluvia y empezaron a buscar, llegaron a una playa donde vieron muchos niños y pensaron que seguramente en la casa de alguno de ellos estarían bien, pero tropezaron con un inconveniente y es el tamaño, ellas eran enormes y no cabían en ninguna casa de la tierra, así que decidieron ir a ver a una extraña mujer, que tenía una varita con la que hacía magia, y así lo hicieron, hablaron con ella y las convirtió en unas estrellitas muy pequeñas.
Había una niña en la playa que se llamaba Natalia, era morenita y muy expresiva, les gustó y decidieron seguirla, se metieron en una bolsa que tenía la niña y se fueron con ella a su casa.
Aquélla noche, cuando Natalia se acostó, miro asombrada al cabecero de su cama, allí, habían aparecido unas extrañas estrellas que brillaban al apagar la luz.
Desde entonces están allí acompañando a la niña mientras duerme.
Pilar