EL PINTOR DE NUBES

EL PINTOR DE NUBES


Lo vi venir desde lejos, con aspecto desgarbado, quizás por lo alto que era.
Colgado de un hombro, llevaba una escalera muy alta, de madera, debía pesar bastante pues iba un poco escorado hacia ese lado. En la otra mano, llevaba un cubo con pintura blanca y una gran brocha manchada, que se conoce usaba con frecuencia.
De vez en cuando, se paraba y miraba al cielo, decía que no con la cabeza y seguía su camino.
Yo estaba tan intrigada, que decidí seguirle para ver lo que hacía.
De repente se paró y plantó su escalera en el suelo y abriéndola, empezó a subir por ella y pasó una cosa muy curiosa, aquella escalera, se fue haciendo cada vez más alta, hasta que llegó al azul del Cielo.
Entonces, cogió el cubo de pintura y mojando en él la brocha, se dedicó a pintar pequeñas nubes de diversas formas divertidas, algunas con formas de animales, otras de rechonchos monstruos, o de sonrientes payasos.
Cuando terminó, se bajó y la escalera volvió a tener su tamaño habitual, y colgándosela del, hombro, siguió su camino, siempre mirando hacia el cielo.

Pilar