domingo, 12 de septiembre de 2010
ESPERANZA
ESPERANZA
Por el centro de la Ría, apareció un velero, no era muy grande, pero llevaba sus velas desplegadas al viento, y a pesar de todo, su navegar era pausado y tranquilo.
La gente lo observaba con curiosidad pues no parecía tripulado por nadie, el timón se movía solo y cuando cambiaba el viento, las velas cambiaban de orientación sin que nadie las dirigiese.
Poco a poco se fue acercando hacia las escaleras del Puerto y sin que nadie supiese cómo, se amarró a los norays que hay para eso, colocándose en el lugar correcto.
Yo, iba caminando despacio, no tenía prisa, sabía que el velero venía a por mí, pero estaba disfrutando de la situación de perplejidad de mis vecinos.
Cuando llegué al Puerto, nadie me dijo ni me preguntaron cosa alguna, es como si presintiesen que yo me montaría en él, y así lo hice, y sin yo mover mi mano, el velero se puso en movimiento, despacio, sin violencia y nos fuimos a buscar aguas tranquilas, mientras pasasen las turbulencias que en este momento me rodeaban.
Yo sé, que la Esperanza, dentro de muy poco, me devolverá a mi Puerto y en eso algo tenéis que ver algo los amigos con los que aquí cuento.
Esta entrada, se la dedico a mis amigos de MARPIN Y LA RANA en correspondencia por el post que me dedicaron el otro día.
Un beso a todos amigos
Pilar
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Pilar, Marpin y la rana, te han hecho un preciado regalo, y de lo que estoy mas que segura es que siempre llegaras a buen puerto, sabes navegar muy bien contra viento y marea.
ResponderEliminarPilar, tienes una algo que te espera en mi blog
Un beso
Con la Esperanza en la Proa y tan linda marinera, no hay playa que no puedas conquistar.
ResponderEliminarQue no le falte a ese velero la marea del afecto de todos los que te queremos, los vientos de la animosidad y la calma de la convicción de que todo saldrá bien.
Un emocionado abrazo, Mª Pilar. Y muchas gracias.